c c c La Feria De La Mamada

miércoles, enero 17, 2007

DREAM THEATER - OCTAVARIUM



Mientras leen, deleitense bajando: The Root Of All Evil

La celebración de los 20 años de existencia de esta excelente banda de culto para los metal-progresivos, es sellada con este excelente disco, el cual vio la luz en 2005. Un disco redondo por donde se le vea. Es de esos álbumes conceptuales musicalmente hablando. Con toques sinfónicos muy bien acoplados. Algo de resaltar es que en este disco le dieron rienda suelta al maestro Jordan Rudess, por que en todos los cortes esta presente con alguna de sus genialidades. Siento que este impecable disco esconde un místico significado que yo aun no descifro, pero si usted querido lector es un fan de Sherlock Hommes y de las novelas detectivescas tiene que comprar este imponente disco y descubrirlo por si mismo.

“I'm ready to let it all go”

Esta historia comienza con la mejor de las potencias. Abren el disco excelsamente bien con The Root Of All Evil. Un “teclazo” del maestro Rudess -quien te hace sentir como si te internaras en alguna película de terror- y unos extrañísimos sampleos dan anuncio a la descarga de energía que seguirá. Mientras siguen los sampleos entra ligeramente Portnoy para presentar inmediatamente a un Petrucci tímido pero contundente. El preludio va en Crescendo conforme la guitarra y la batería se alternan. El momento explosivo llega en el instante justo para darte un vuelco al corazón. Es un gran “opening.” La parte pesada les queda muy bien a la banda y lo demuestran con esta excelente canción. A pesar de estar seccionada en 2 partes, toda la canción sigue la misma línea melódica hasta el final, donde vuelve a bajar gradualmente para darle entrada a:

The Answer Lies Within. De esto hablo cuando digo que es un disco conceptual, apenas y notas la separación de uno y otro corte. Esta es la infaltable baladita que han ido incluyendo -una buen habito, diría yo- disco a disco. Una tenue batería, un relajante teclado y un melancólico violín son lo único que acompañan a la limpia voz de James Labrie. A pesar de que es un track lento (con su respectivo clímax), no es para nada una canción cursi o aburrida. Tiene una letra bastante bien elaborada para aquellos que gustan de canciones reflexivas.

Acaba la calma y se avecina la tormenta de nuevo, esta vez se enlaza, imperceptible, These Walls, tercer track de esta placa. Una canción con altibajos muy bien ajustados. Pareciera que te invitaran a dar una vuelta por primera vez en una montaña rusa, pero aquí las estructuras son de puro metal, las cuales van formando un camino ondulado, recto y tortuoso por el cual gracias al declive, se suelta toda tu adrenalina: Los efectos de guitarra sirven como el intro para darte el jalón y arrancar la travesía. El inicio es fuerte y te emociona momentáneamente para después bajar tanto como para relajarte. Subsecuentemente, la voz de Labrie se tensa como formando parte de esa cuesta tan peligrosamente inclinada. Acorde va subiendo el volumen se van acelerando los latidos de nuestro corazón hasta que llegamos a la cúspide de la subida y nos arrojan velozmente hacia el vació. Al término te sientes tan familiarizado con la locura que desato en ti, que incluso, quieres intentarlo de nuevo. Buena canción que sigue complementando este monumental disco.

El tic-tac de un reloj presenta la parte feliz, cursi, fresca y hasta popera, si así lo quieren ver, con I Walk Beside You. La canción nos hace toma un “break” de tanto atascadero de virtuosidad, que no es malo, pero se agradece para darle versatilidad al asunto. Es una canción un tanto simplona para la virtuosidad de la que gozan los de DT, ¡ojo!, no por ser simple, se demerita la buena canción que es. Al contrario, por ser la menos compleja, y la más corta, le da un toque único al álbum. Una excelente cancion para dedicársela a su rora en turno. Para que no digan que los metaleros no somos románticos, a nuestra manera, claro esta.

Después de demostrarnos que lo sencillo también lo ejecutan de maravilla, nos dan un nuevo moquetazo con guante blanco al interpretar la poderosa Panic Attack. Es una canción que, tanto en la música como en la letra, nos infunde un alto contenido de estrés, nervios, miedo, tensión y ansiedad (como sino tuviéramos suficiente con el ritmo de vida de esta ciudad, ja!); se nota desde los primeros acordes del amigo Myung. Conforme avanzan los minutos, la misma rola nos arrastra a un pozo de diferentes y diversos sentimientos, pero uno no se da cuenta por la paranoia en que nos envuelve. Al termino, uno nota que se encuentra con un rarísimo delirio de persecución jajaja. Esquizofrenia total. El poder de la música es increíble.

Después del ya clásico (en este álbum) gancho unidor entre una y otra canción, entra Never Enough para continuar con la misma potencia, pero esta vez en forma de coraje y reproche. Otra gran rola pero con harta desesperanza en las letras donde combinan de una manera inteligentisima su rock progresivo y el metal con cambios tan rápidos que uno apenas los percibe. Esta canción saca una parte virtuosa y experimental pocas veces escuchada en las manos de Rudess, Portnoy, Petrucci LaBrie y Myung. Cumplen muy bien.

Sacrificed Sons es el único track con letra de James Labrie. Es un tributo y una dedicatoria póstuma a los tan mentados acontecimientos del 11 de Septiembre en el WTC, y con justa razón ya que ellos son oriundos de la ciudad de la gran manzana. Con grandes arreglos sinfonicos y desde el principio, Labrie hace notar la tristeza y el pesar con la que expulsa cada nota. La canción continua sin pena ni gloria en lo que pareciera ser otra baladita, pero el camino de la pasividad se ve truncada a mitad de la canción cuando nos topamos de frente con el gran muro de la rabia y el reproche. Es asombroso como llevan esa tristeza y quietud por caminos sabios para después transformarla en un cúmulo de rencor y fuerza; rumbo que permanece hasta que termina el track. Esa variedad de sentimientos a los que te transporta es lo que hace tan especial esta rolita.

Una gran placa debía cerrar con una gran canción. A mi parecer, la mejor, y la que le da nombre al disco: Octavarium. Durando más de 20 minutos y siendo tocada con el gran acompañamiento de la “Octavarium Orchestra” se puede decir que es una sinfonía en toda la extensión de la palabra. Garantizando sampleos de alta manufactura, Jordan hace nuevo acto de presencia con el magnifico preludio. Después del sedante aplicado, se oscurece todo por un segundo para después ser iluminado con el estallido estrepitoso de la magnánima batería de Mike. Un nuevo y prudente cambio se realiza cuando entra la guitarra acústica y después una flauta transversal. Hermoso. Y es así como mas tarde se hace presente la voz de Labrie, en el primero de las 5 secciones en que esta dividida la portentosa Octavarium.

Después de seguir la misma línea tranquila por un rato, un nuevo cambio de ritmo se hace presente instantes antes de que entre la segunda sección: “Medicate (Awakening)”. Aunque se acelera, la canción sigue siendo de baja frecuencia, hasta que entra la sección más movida con “Full Circle”. La principia Jordan, prácticamente aventándose un gran solo en los teclados. La guitarra le da la bienvenida de nuevo a Labrie en las vocales. Una sección muy interesante de analizar en la letra, ya que parecen hacerle un tributo a varios artistas y bandas haciendo un acoplado de frases (puestas de manera incoherente, pero con una métrica excelente); por ejemplo para The Beatles mencionan "Lucy in the Sky With Diamonds", para The Doors esta "Light My Fire", The Ramones se presentan con su grito de batalla: "Gabba Gabba Hey" y así lo hacen con Jimi Hendrix, The Who, Alice Cooper, Led Zeppelín, Bob Dylan, Black Sabbath y muchos mas que aun no detecto.

Al termino del tributo, nos entregan el gran momento instrumental, donde demuestran, una vez mas, de que virtuoso metal están forjados estos veteranos del metal progresivo. Exploran varios ritmos (incluso, existe un pequeño segmento jazzistico, ahí no’mas pa‘no dejar), sacan diferentes ratos de experimentación y se avientan pequeños solos de sus respectivos instrumentos.

“Intervals” llega como sección 4, que a su vez esta partida en 8 segmentos (¡que desmadre!) donde toma la batuta, en forma de susurro, la voz de James Labrie, que conforme pasa los segmentos va endureciendo gradualmente sus vocales para envolverse a si mismo en la insanidad y perderse en los gritos desesperantes de "Trapped inside this Octavarium", hasta explotar en un grito desgarrador que te pone la piel de gallina. Majestuoso.

La seccion 5: “Razor’s Edge” nos lleva suavemente de la mano a ese lugar de paz y tranquilidad en el que nos sentimos tan confortable como para habitar ahí eternamente, hasta el momento donde a Petrucci se le antoja levantarnos como hoja al viento y llevarnos directamente y sin escalas al clímax, al cenit, al orgasmo con su perfecto solo de guitarra. Aquí no acaban los entrelazados entre canciones, por que conforme baja y se va desvaneciendo la cancion, nos llevan de vuelta a… si, esos primeros sampleos hechos por Rudess en The Root Of All Evil!!! Una manera grandilocuente de cerrar el circulo perfecto, en el que a mi parecer, el mejor disco de Dream Theater.


“This story ends where it began”